sábado, 17 de julio de 2010

FITPATRICK SHEILA: LA REVOLUCIÓN RUSA.

CAP. V “LA REVOLUCIÓN DE STALIN”

El programa industrializados del primer plan quinquenal (1929-1932) y la colectivización forzada de la agricultura que lo acompañó se han descripto a menudo como una “revolución desde arriba”. Las fuerzas soviéticas debían ser “movilizadas” a los “frentes” de la industrialización y la colectivización; eran de esperar los “contraataques” y “emboscadas” de los enemigos de clase burgueses y kulak. Era una guerra contra el atraso de Rusia y los enemigos de clase del proletariado.
Bajo el Plan quinquenal realmente parecía un país en guerra, la oposición y la resistencia a las políticas del régimen eran denunciadas como traición y a menudo castigadas. La atmósfera de crisis de guerra no fue sólo una mera respuesta a la industrialización y colectivización, en realidad era anterior a éstas. El estado psicológico de emergencia bélica comenzó con la gran alarma de guerra de 1927, en que difundió la creencia de una nueva irrupción militar de los países capitalistas inminente, la Unión Soviética acababa de sufrir una serie de reveses en su política exterior y en la Internacional Comunista, etc. Trotsky responsabilizaba a Stalin de los desastres en política exterior, en particular el de China; se interpretó esto como una conspiración antisoviética dirigida por Gran Bretaña, la tensión aumentó cuando la GPU (sucesora de la Checa) comenzó a detener presuntos enemigos del régimen. En espera de una guerra los campesinos comenzaron a retacear el grano al mercado y hubo compras de bienes de consumo impulsadas por el pánico por parte de la población rural y urbana. En realidad se piensa que no hubo un peligro de intervención real.
Stalin, enfocó la discusión sobre la oposición, vilipendió a Trotsky y otros opositores y fueron expulsados del partido y luego en 1929, fue deportado. La inteliguentsia burguesa, pese a su pretendida lealtad hacia el poder soviético, seguía siendo un enemigo de clase con el cual no se podía contar. La nueva política recurría a los sentimientos de suspicacia y hostilidad hacia las antiguas clases privilegiadas, sin duda era una respuesta al escepticismo de muchos expertos e ingenieros de que los elevados objetivos del primer plan quinquenal pudieran lograrse. Stalin realmente creía en las conspiraciones y en el peligro de guerra inminente; no necesariamente sus colegas del politburó. Regularmente se invocaban estas causas para explicar problemas como la escasez de alimentos y las interrupciones en la industria, el transporte y la energía.

Stalin contra la derecha- En el invierno de 1927-8, la conducción del partido se dividió sobre la política a seguir con el campesinado; el problema inmediato era el suministro del grano. A pesar de la buena cosecha la comercialización por parte de los campesinos y el suministro por parte del estado cayeron muy por debajo a lo que se esperaba. El temor a la guerra era el factor pero también lo era el bajo precio que el estado pagaba.
Durante la NEP, el estado pagaba precios relativamente bajos a los campesinos y cobrando precios relativamente altos por los bienes manufacturados de la industria nacionalizada. Pero en los hechos esta relación fue mitigada por la existencia de un mercado libre que mantenía los precios que pagaba el estado cercano al nivel que señalaba el mercado. En ese entonces el estado no quería enfrentar a los campesinos e hizo concesiones, como cuando ocurrió la “crisis de las tijeras” de 1923-4, la discrepancia entre los precios agrícolas e industriales era demasiado pronunciada.
Sin embargo en 1927, el programa industrializador cambió la ecuación, que el suministro de grano no fuera confiable ponía en peligro los planes para una exportación de granos en gran escala que compensaría la importación de maquinarias extranjeras. Una suba del precio del grano reduciría los fondos disponibles para la expansión industrial, y tal vez hiciera imposible el plan quinquenal.
Además un aumento del grano beneficiaría a los “Kulak” –enemigos del régimen- más bien que al conjunto del campesinado.
Para Stalin el problema básico era que los Kulak estaban acumulando granos a escondidas con el propósito de tener de rehén al estado. El estado no cedería a las demandas pues la producción industrial tenía la prioridad. La solución era la coerción, la solución sería la colectivización agrícola que aseguraría un suministro de grano confiable para el suministro a las ciudades, el ejército rojo y la exportación quebrando el dominio de los Kulak en el mercado de granos.
Una oposición de derecha (Rykov-Bujarin) comenzó a aglutinarse en el partido a comienzos de 1928, a pocos meses de la derrota de la oposición de izquierda (Trotsky-Zinoviev). La postura de la derecha eran que el marco político y las políticas sociales de la NEP debían permanecer inmutables y que éstas representaban el verdadero enfoque leninista de la construcción del socialismo. Se oponía a a la coerción de los campesinos, el excesivo énfasis en el peligro Kulaks y las políticas destinadas a estimular una guerra de clases en el campo que enfrentara a los campesinos pobres con los más ricos.
Sugerían que las metas de producción industrial del primer plan quinquenal debían mantenerse “realistas”, es decir relativamente bajas; se oponía a la guerra de clases contra la antigua inteliguentsia, y neutralizar la atmosfera de crisis engendrada en la discusión de la inminencia de la guerra y el peligro de espías y saboteadores.
Bujarin, ardiente polemista pro Stalin en las batallas con los trotskistas y zinovievistas experimentaba una particular sensación de haber sido traicionado en lo personal. Reaccionó impetuosamente dando el paso, políticamente desastroso, de iniciar conversaciones secretas con algunos dirigentes de la derrotada oposición de izquierda en el verano de 1928. Acusó en privado a Stalin de ser un “Gengis Kan” que destruiría la revolución. A pesar de la iniciativa de Bujarin los derechistas del politburó no hicieron ningún intento real de organizar una facción opositora (ya habían observado los castigos que recibieron los del “faccionalismo” de izquierda, y discutieron con Stalin a puertas cerradas. Finalmente a comienzos de 1929, los derechistas fueron llevados a juicio.
El rótulo de derechistas se aplicaba tanto a los disidentes ideológicos como al “peso muerto” burocrático- es decir aquellos dirigentes que se los consideraban incompetentes, apáticos y corruptos para estar a la altura de los requerimientos de la agresiva revolución desde arriba ejecutada por Stalin. La plataforma de la derecha entrañaba un menor riesgo de conmoción social y política, y no requería que los cuadros del partido cambiaran los hábitos y la orientación de la NEP; prometía menos en materia de logros que Stalin, era un programa moderado, de poca ganancia y poco conflicto para un partido que era belicosamente revolucionario, se sentía amenazado por peligros internos y externos y continuaba creyendo que la sociedad podía y debía ser transformada.
Lenin había ganado aceptación con un programa como ese en 1921, pero en 1928-9, la derecha no tenía un Lenin que la condujera; y la política en retirada de la NEP ya no podía ser justificada (como en 1921) por la inminencia del colapso económico total y la revuelta popular.
La plataforma de la derecha era racional y tal vez también (como ellos decían) leninista, pero no era buena para hacer campaña dentro del partido comunista.

El programa industrializador- Para Stalin, como para el principal modernizador del último periodo zarista, el Conde Witte, un veloz desarrollo de la industria pesada de Rusia era un requisito previo a la fuerza nacional y el poderío militar.
Con la adopción del primer plan quinquenal en 1929, la industrialización se convirtió en la primera prioridad del régimen, este plan se centró en el hierro y el acero, llevando a las plantas ya establecidas en Ucrania a su máxima capacidad productiva y construyendo nuevos centros.
Las plantas de producción de tractores también tenían alta prioridad, no sólo por las necesidades inmediatas de la agricultura colectivizada (aumentadas por que los campesinos habían sacrificado sus animales de tiro durante el proceso de colectivización) sino porque podían ser reconvertidas para producir tanques fácilmente. La industria de máquinas-herramientas se expandió rápidamente con el fin de librar al país de la importación de maquinarias del extranjero. La industria textil languidecía, a pesar del hecho de que el estado había invertido intensamente para desarrollarla durante la NEP; pero, según Stalin, el ejército rojo no combatiría con cueros y telas sino con metal.
De hecho, la inversión en carbón, energía eléctrica y ferrocarriles fue tan insuficiente que la escasez amenazaba con paralizar las plantas metalúrgicas.
Así el estado tomó el control casi total de la economía, la distribución y el comercio urbano; y esta vez su participación fue permanente. La limitación de las manufacturas y el comercio privado comenzó en los últimos años de la NEP; y el proceso se aceleró con una campaña contra los hombres de la NEP. Con la colectivización simultánea de buena parte de la agricultura campesina, la vieja economía mixta de la NEP desaparecía rápidamente.
Para los bolcheviques, el principio de la planificación centralizada y control estatal de la economía tenía gran significado, y el plan quinquenal fue un hito en el camino al socialismo.
Se instó a la industria a exceder las metas del plan más bien que simplemente cumplir con ellas; no pretendía adjudicar recursos o equilibrar demandas, sino hacer avanzar la economía a cualquier costo.

Colectivización- Los bolcheviques siempre creyeron que la agricultura colectiva era superior a la individual, pero dentro de la NEP, se dio por sentado que convertir a los campesinos en ese punto sería un largo y arduo proceso. Pero el proceso de industrialización estaba estrechamente vinculado a la cuestión de la agricultura, para que el proceso fuese exitoso el estado necesitaba suministro de grano confiable y a bajo precio. Stalin consideraba al especulador kulak culpable de la crisis de suministros y creía además que la colectivización de la agricultura campesina proveía el mecanismo de control que el estado necesitaba para garantizar suministros al precio y en el momento adecuado. La colectivización voluntaria de 1928 produjo resultados modestos, a medida que iban en aumento los métodos coercitivos, aumentó la hostilidad entre el régimen y el campesinado. En el verano de 1929, una vez que eliminó buena parte del mercado libre de granos, el régimen impuso cuotas de suministros y penas por no cumplirlas.
Para fines de 1929, el partido se comprometió a un programa absoluta de la colectivización de la agricultura campesina, pero los kulak no serían admitidos en las nuevas granjas colectivas; los kulak debían ser “liquidados como clase”.
Algunos kulak expropiados huyeron a las ciudades, pero otros se escondían de día en los bosques y aterrorizaban a las aldeas por la noche; ante este evidente desastre el régimen reaccionó de dos maneras; primero llegó la OGPU y los arrestó organizando deportaciones a Siberia, los Urales y el norte. En segundo lugar, la dirigencia del partido retrocedió algunos pasos en el enfrentamiento extremo con el campesinado, a medida que se acercaba la siembra de primavera, en marzo Stalin dijo que los dirigentes locales excedieron sus instrucciones y ordenó devolver la mayor parte de animales colectivizados, con excepción de aquellos que habían pertenecidos a los kulak.
Es indudable que la colectivización representó una verdadera “revolución desde arriba” en el campo, el mir aldeano fue abolido en 1930 y la administración del koljoz (granja colectiva) que lo reemplazó estaba encabezado por un presidente designado. Las granjas colectivas debían entregar cantidades fijas de grano y alimentos al estado, cuyo costo se dividió entre los integrantes del koljoz según su contribución en el trabajo.

Revolución cultural- La lucha contra los enemigos de clase fue la gran preocupación de los comunistas durante el primer plan quinquenal. Durante la campaña de colectivización, la “liquidación de los kulak como clase” era el punto focal de la actividad comunista. En la reorganización de la economía urbana, los empresarios privados (hombres de la NEP) eran los enemigos de clase a eliminar. Estas políticas tenían su contrapartida en la esfera cultural e intelectual, en la cual el enemigo de clase era la inteliguentsia burguesa, el propósito de la revolución cultural era establecer la “hegemonía” comunista y proletaria, que términos prácticos significaba tanto afirmar el control del partido sobre la vida cultural como abrir la elite administrativa y profesional a una nueva cohorte de jóvenes comunistas y trabajadores.
La revolución cultural fue iniciada por la facción de Stalin, significó un rechazo de las pretensiones de la antigua inteliguentsia a la superior cultural y el liderazgo; esta campaña se la vinculaba con la lucha de Stalin contra la derecha. Para los jóvenes radicales era una vindicación y, una liberación.
Fue un movimiento juvenil iconoclasta y beligerante, no dóciles a la herramienta partidaria, tenían una hostilidad instintiva hacia la mayor parte de las autoridades y las instituciones existentes, sospechadas de tendencias burocráticas y “objetivamente contrarrevolucionarias”. Su piedra de toque revolucionaria era la guerra civil, eran enemigos jurados del capitalismo, pero tendían a admirar a los EEUU, pues su capitalismo era moderno y en gran escala.
Creían que un cambio apocalíptico era inminente, como lo habían creído muchos entusiastas comunistas en la guerra civil; Stalin afirmó hacia 1930 que esa creencia era un error. Luego la dirigencia del partido comenzó un serio intento de disciplinar a los activistas de la revolución cultural y terminar con sus “estúpidas intrigas”.
Stalin y la dirigencia del partido, los emplearon para desacreditar teorías asociadas con Trotski o Bujarin, atacar a ex mencheviques o facilitar la subordinación de respetadas instituciones culturales “burguesas” al control del partido.
Stalin lanzó una campaña intensiva para enviar a jóvenes obreros y comunistas a recibir educación superior, produciendo un importante trastorno en las universidades y escuelas técnicas, indignando a los profesores “burgueses”. Estudiaban ingeniería mayormente, ya que por entonces se consideraba que los conocimientos técnicos, no la ciencia social marxista, eran la mejor calificación para el liderazgo en una sociedad en vías de industrializarse. El grupo, que incluía a Nikita Jrushov, Leonid Brezhnev, Alexei Kosyguin y otros futuros dirigentes del partido y el gobierno, se transformaría en el núcleo de la elite política estalinista tras las grandes purgas de 1937-8.
Para éstos, hijos de la clase obrera, la revolución había cumplido su promesa de darle el poder al proletariado y transformar a los trabajadores en amos del estado.
Sin embargo para otros integrantes de la clase trabajadora, el balance final de la revolución de Stalin fue mucho menos favorable. Durante el primer plan quinquenal, los niveles de vida y el salario cayeron para mayor parte de los trabajadores, los sindicatos perdieron toda capacidad real de presionar por los derechos de los trabajadores en las negociaciones con los administradores.
También en la esfera política hubo cambios, aunque más sutil y gradual, comenzó en serio el culto a Stalin; con el recuerdo del implacable ataque a la oposición de izquierda, los líderes “derechistas” se cuidaban; y una vez derrotados su castigo fue proporcionalmente mesurado. Los desacuerdos abiertos en materia de política ahora eran una rareza en los congresos partidarios. La conducción del partido tenía una actitud más secreta, los líderes -en particular el supremo líder- comenzaron a cultivar atributos divinos, haciéndose misteriosos e inescrutables.
La prensa fue menos vivaz e informativa en materia de asuntos internos, se pregonaban los logros económicos distorsionando la realidad y manipulación de las estadísticas, y las noticias de la hambruna de 1932-3 nunca llegó a los diarios. El contacto con occidente se volvió mucho más restringido y peligroso durante el primer plan quinquenal, el aislamiento de Rusia implicó una consecuencia de la meta de “autarquía económica” del primer plan quinquenal que implicaba alejarse del mundo exterior. Quedaba por ver hasta que punto había logrado su objetivo de sacar a Rusia del atraso.-

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