HILL CRISTOPHER: LA REVOLUCIÓN RUSA.
CAPITULO IV: HACIA UN ESTADO DE OBRERO Y CAMPESINOS.
I- La revolución rusa paradójicamente se produjo en un país el cual el 80% de su población eran campesinos, donde el proletariado era pequeño, en términos relativos y absolutos comparado con otro país de la Europa capitalista y desarrollada. Este artículo trata de cómo los bolcheviques superaron esta contradicción aparente, no cabe duda sobre las potencialidades revolucionarias de esta clase.
En los pueblos rusos se vivía una tradición, al igual que todos los países europeos bajo el régimen de servidumbre, según la cual la tierra pertenecía por derecho propio a los campesinos, se fundamentaba la tradición, en la nostalgia de un orden social más libres en los tiempos anteriores a la servidumbre, y en parte al equitativo derecho de quienes cultivaban directamente la tierra a consumir sus frutos. En los pueblos campesinos la tierra estaba dividida en dos mitades; una para el campesino y la otra mitad a los amos. Poseyendo así menos tierra de la que cultivaban.
A los campesinos redimidos de su servidumbre se les otorgaron unos lotes tierras, pertenecientes a los señores terratenientes. El gobierno indemnizó a éstos señores, a cambio el campesino debía pagar al gobierno un canon destinado a redimir definitivamente la tierra. En tanto no lo pagaran enteramente, era propiedad del gobierno, se le dio el nombre de redención a éste canon. Hasta que no pagasen la redención el campesino quedaba bajo el imperio de determinadas servidumbres feudales. El precio era alto y los lotes eran los peores de la propiedad del señor, el cual se quedaba casi siempre con todos los terrenos forestales de los que hasta entonces el campesino había sacado madera para construir y leña para calentar el hogar.
A excepción de los campesinos ricos, todos los demás hombres del campo se endeudaron al querer liquidar puntualmente sus obligaciones anuales para con el gobierno, deudas que fueron abolidas tras la revolución de 1905. A esta fecha ya habían pagado el triple del valor de esas tierras.
Entre 1861 y 1905, la extensión media de las propiedades de los campesinos disminuyó en un tercio, pera al aumentar la población este proceso se agudizó, debiéndose este aumento en parte, a las mejoras introducidas por los zemstvos liberales en los servicios médicos.
Simultáneamente, además, la posesión de parcelas insuficientes y malas y la dificultad de obtener permiso para desplazarse con libertad, ataban al campesino a la tierra como lo había atado la servidumbre feudal. Así siempre el terrateniente tenía mano de obra barata a su disposición y en cantidad. Desde 1886 en adelante el terrateniente tenía derecho a despedir a un trabajador, sin la menor apelación ni aviso, a cambio el trabajador no podía romper su contrato, ni aún por malos tratos, si se escapaba de la finca, la policía lo devolvía a ésta.
Aunque los campesinos pagaron su liberación, no lograron ser hombres libres; de esta suerte el campesino se iba haciendo consciente de que el estado era para él una fuerza extraña y hostil; esta actitud se reflejó en los partidos campesinos en cuyos planteamientos había muchos elementos anarquistas. De todas formas, el campesino no trasladaba toda su hostilidad y resentimiento del terrateniente al estado. Uno de sus principales objetivos era liberarse de las opresivas anualidades que pesaban por parte de tierras que les correspondían, pero otro no menos importante era el de obtener la otra parte de tierras, las que aún no poseía de ninguna forma.
Los asentamiento de 1861 habían establecido una relación geográfica muy desigual entre el campesino y el señor. El campesino miraba las cercas que rodean las tierras del señor como un obstáculo artificial impuesto arbitrariamente, y estaba decidido echarlas abajo a la primera oportunidad.
La emancipación de 1861, llevó a la larga a las clases burguesas un sentimiento de desazón e intranquilidad, en parte porque había animado la hostilidad del campesino hacia ellas y en parte también porque se empezó a ver como parásitos, este sentimiento quebrantó la moral y la confianza en su sistema social a los propietarios más conscientes. Sin embargo, los intelectuales de la clase propietaria criticaban igualmente las relaciones sociales en la forma en que se habían desarrollado en Occidente.
Según la frase de Turguenev, el campesino era “la esfinge de todas las Rusias”. Todos los partidos buscaban afanosamente su apoyo, la mayoría presumía de tenerlo.
Eslavófilos y narodniki sentían nostalgia romántica del pasado antes las decaídas instituciones comunales de los pueblos rusos, las cuales combinaban el autogobierno en los asuntos menudos de la vida agrícola con la regulación burocrática oficial que buscaba fiscalizarlo todo.
Los liberales burgueses, con su mirada puesta en parte de la Europa occidental, tendían a idealizar al campesino rico, el kulak comparándolo con los predecesores ingleses del los siglos XVII y XVIII, al concentrar su atención el kulak, perdían de vista la realidad de las masa de campesinos y su progresivo empobrecimiento.
Los primeros marxistas rusos, atentos ante todo a la contraposición burguesía-proletariado, también propendieron a ignorar al campesino. Dirigían su propaganda, en lo principal, al obrero de la ciudad, en contraste con los narodniki, para quienes “ir al pueblo” significaba ir al campesino.
Pero, en Rusia, a diferencia de otros países, los campesinos eran la inmensa mayoría, en el pasado habían sido una fuerza revolucionaria. En 1774-1776, un levantamiento de campesinos, junto con obreros de las fábricas de los Urales dirigidos por Pugachov, estos habrían llegado a controlar extensas áreas de Rusia a ambos lados del Volga, y después de 1861, se produjeron disturbios agrarios. En la época en que Lenin ya era un revolucionario maduro, las condiciones de vida del campesinado estaban llegando a un punto intolerable, y en el campo se vivía un efervescencia social que estallaría, casi espontáneamente en 1905-1907. El partido que lograse agrupar tras de sí al campesinado y dirigirlo constituiría la fuerza más poderosa de Rusia.
II- Lenin, en sus obras llegó a la conclusión, que la comuna agraria estaba en plano proceso de desintegración, y que a sustituirla venía, por una parte, el agricultor capitalista, y, por otra, el obrero asalariado del campo. Demostró que era un error hablar de “el campesinado” como grupo social único, como fuerza social única, porque la realidad era que ese campesinado estaba dividido por intereses de clases en conflicto; distinguía tres grupos:
1- Los agricultores ricos, los kulaks, que cultivaban más de 53 acres y serían el 12% de la población rural de Rusia y poseían el 35% de la tierra;
2- Los campesinos medios, pequeños propietarios, con fincas de 35 a 50 acres, formados por el 7% de la población rural y el 7% de la tierra;
3- Los campesinos pobres, cuyas parcela eran inferiores a los 35 acres, poseían una caballería o ninguna y dependían muchas veces, para subsistir, el salario que obtenían trabajando para otros agricultores; constituían el 81 % de la población rural y sus tierras el 35% del total. Además su número crecía constantemente.
Por último, los grandes terratenientes, el 0,002 % de la población rural, eran dueños del 27 % de la tierra.
El capitalismo, por consiguiente se extendía por el campo ruso; empero había un factor retardatario: el mir (Significa no sólo “comuna rural”, sino “el mundo”, “el universo” y la “paz”.
Uno que violase la comuna rompía también la paz. Esta antigua institución era el escenario del tipo de democracia y de autogobierno existente en el siglo XIX en Rusia. De tiempo en tiempo se procedía a redistribuir las parcelas.
Desde 1861, era la encargada y responsable de recaudar los impuestos y los pagos para la redención; convirtiéndose así en “asociación oficial y no voluntaria”, resultando útil al Estado, además era la responsable de todo desacato de sus miembros; por eso la burocracia decidió conservarla. Hasta 1907, había sido prácticamente imposible salir de la comuna.
Pero la aparición de las relaciones y psicología capitalista en los pueblos minó profundamente el mir; ya favorecía la igualdad, ya que de hecho la dominaban los campesinos ricos, quienes en las redistribuciones periódicas, se concedían más y las mejores tierras, al tiempo que adosaban cargas fiscales y tributos a los pobres.
Pero al mismo tiempo ese revivir de la comuna mataba el espíritu de empresa y la iniciativa de los kulaks, puesto que impedía la creación de fincas cercadas en las que pudiese invertir rentablemente el capital y además restringía la concentración de la tierra al no poder ser ésta vendida ni hipotecada. Así la supervivencia del mir hizo posible que se conservase un modo de producción antieconómico y entorpeció la movilidad del trabajo.
Así concluye Lenin que el capitalismo ya se estaba desarrollando en el campo ruso, y, con él, la estratificación del campesinado. Lenin creía que en la revolución que se avecinaba todos los grupos del campesinado no solo estarían dispuestos a seguir la iniciativa y dirección de la clase media, sino que incluso irían más lejos que la propia burguesía. Por eso abogaba por una “dictadura revolucionaria y democrática del proletariado y del campesinado”, pensaba que el partido socialdemócrata formase parte de un gobierno provisional revolucionario para mantener y defender la revolución. Todavía en 1905 pensaba que primero debía producirse la revolución burguesa, para luego pasar a la revolución socialista.
III- En julio de 1906, el ministro Stolipin fue nombrado con el encargo de quitar del medio a la Duma del estado y de reestablecer el “orden”. Pero no fue el viejo orden lo que fue restablecido, la revuelta campesina sembró el pánico entre la burocracia y la clase dominante, por eso se le permitió establecer una nueva táctica, era la misma que la de los bolcheviques, pero al revés. Stolipin quería ayudar y estimular fuerzas capitalistas en el campo. Otorgó a cabezas de familia derechos de propiedad absolutos sobre sus tierras de cultivo, junto con el derecho de establecer compromisos particulares con independencia de la comuna y de consolidar la situación financiera de esas tierras.
Hasta ese momento, la propiedad de estas tierras correspondía en su conjunto a la comuna, ahora todos menos los cabezas de familia fueron expropiados, así los agricultores pudieron de disponer de créditos para financiar la compra de fincas a cualquiera en disposición de venderlas, bien terratenientes asustados por los acontecimientos de 1905-1906, bien campesinos sin recursos a los que ahora se les permitía desprenderse de sus parcelas e irse donde quisieran. En 1917, la mitad de las tierras dejadas a la burguesía en 1961 habían pasado a manos de labradores, unos en calidad de arrendatarios y otros como compradores de pleno derecho.
Esta política significó el final de la comuna aldeana, triunfando el individualismo en el campo; así el gobierno pretendía ensanchar su base social y ganarse el apoyo no solo de la clase terrateniente, sino también el de los kulaks.
IV- En manos del partido bolchevique la eficacia de los análisis de Lenin se demostró de forma notable en dos ocasiones principales. Inmediatamente luego de la revolución de octubre el gobierno soviético adoptó la política agraria de los social-revolucionarios, herederos de las concepciones de los narodniki casi sin modificación, y pidió al campesinado que apoye esta política inédita durante los ocho meses que los social-revolucionarios dominaron el gabinete. El partido se escindió a propósito de esta cuestión; la izquierda de los social-revolucionarios proclamó su adhesión al gobierno soviético y ganó así el apoyo de la masa campesina, los viejos dirigentes derechistas del partido, al quedar así aislados, dejaron de crear problemas serios y pronto fueron absorbidos por los contrarrevolucionarios, los llamados “blancos”. Lenin había dicho que el aparato oficial del partido social-revolucionario estaba dominado por los intereses y aspiraciones de los kulaks y los liberales, pero que no existían intereses contrapuestos entre la masa de campesinos y los obreros de las ciudades.
Las segunda vez que los análisis de Lenin permitieron al partido bolchevique aplicar una política correcta fue durante la guerra civil y de intervención cuando las comunicaciones y el tráfico comercial estaba seriamente alterado y había escasez de alimentos en ciudades y tropas. Los campesinos acapararon el grano y los bolcheviques hicieron un llamamiento a aquellos campesinos que poco iban a ganar con el acaparamiento especulativo y casi todo que perder si se derrotaba la revolución. Formaron comités con prerrogativas de inspección y confiscación, confiándoles el abastecimiento del producto del campo a las ciudades. Así se salvó la revolución, luego de 10 años las ciudades pagaron su deuda enviando al campo centenares de tractores y cosechadoras a los campesinos pobres y medios, organizados en granjas colectivas, mientras que los kulaks y los especuladores siguieron a sus líderes de la derecha social-revolucionaria al olvido y la desaparición.
El desarrollo del capitalismo en Rusia aplicó a un país agrario la teoría que Marx había elaborado para los obreros del Occidente industrializado. Este análisis se aplica en la Europa del Este, donde la reforma agraria liquidó las grandes propiedades y, con palabras marxistas “ha completado la revolución burguesa”. El mismo análisis y tácticas aunque en forma diferente se aplica en China; cada vez se ven más claro que habrán de tener especial relevancia para Oriente Medio y la India. -
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